Las razones por las que una marca puede pensar en hacer un rebranding son muy diversas. Este proceso puede ir desde el cambio de logo, un restyling más amplio o hasta un cambio profundo de valores y posicionamiento, teniendo como objetivo de renovar o actualizar la imagen de cara a los consumidores y/o los inversores.
Si una marca se está planteando hacer un rebranding, tiene que tener muy claros los motivos y los objetivos que busca con esta nueva imagen, pues las consecuencias de este tipo de acciones son trascendentales en una empresa. ¿El motivo? La marca es el activo más importante de una compañía y, al hacer un rebranding, se modifica la imagen y los elementos que los consumidores ya asocian a la misma. Normalmente, no solo se cambia la identidad visual de la misma, va unido a un cambio de valores, estrategia o posicionamiento.
No obstante, no hay que tenerle miedo. Los motivos para plantear un rebranding pueden ser muy diversos pero, cuando se plantea, surge de la necesidad de re-posicionarse o conseguir que la marca sea más llamativa y atractiva para los consumidores. En definitiva, se suele buscar reconectar con nuestra audiencia, llegar a una nueva audiencia o destacar entre la competencia.
Como comentábamos, existen diferentes motivos para llevar a cambio un rebranding en una marca, estos pueden ser algunos de ellos:
Las tendencias, las modas y los buyer personas van cambiando y actualizándose con el tiempo, por lo que las marcas tienen que hacerlo también.
A pesar de que la marca pueda tener una esencia clásica, es importante buscar la innovación, adaptarse a las tendencias y ofrecer una imagen más actual y fresca. Las tipografías, el logo, los colores, todas nuestras piezas visuales… son clave para evitar que la imagen de nuestra marca quede desfasada o anticuada.
Por ejemplo, Instagram ha ido modificando su logo a lo largo de los años. Algo tan “simple” pero no por ello irrelevante, ha conseguido que el look & feel de la marca se vea más actualizado y moderno.
En función de las tendencias y evolución del sector, es posible que la marca deba de actualizarse. Pueden darse distintas circunstancias que afecten al modelo de negocio, siendo necesario adaptarse y cambiar el posicionamiento. Otra posibilidad es que el negocio evolucione hacía unos valores diferentes a los que se tenía en un inicio y que demanda actualmente la sociedad.
Sea el motivo que sea, en este punto será muy importante realizar estudios de mercado y del público objetivo para poder tomar una decisión coherente.
Si cambiamos nuestro posicionamiento, se verán afectadas variables como los precios o la publicidad y es posible que ya no esté en concordancia con la imagen que teníamos hasta el momento, por lo que este cambio tendría que ir de la mano de una nueva imagen de marca para que sea coherente.
La sociedad cambia con el paso del tiempo y, con ella, los valores, preocupaciones y necesidades de los clientes. Esto puede darnos como resultado que los valores sobre los que una marca se posiciona ya no están en sintonía con el público objetivo.
En estos casos, es importante buscar el equilibrio entre la identidad como marca y los clientes potenciales. Si ellos cambian sus ideales, sus modas, sus preocupaciones, es vital ser capaces de detectarlo y tomar decisiones en base a ello.
Cuando se construye una marca y se crea su imagen, uno de los objetivo que se persigue es el de ofrecer una diferencia frente a la competencia y mostrar quienes son como empresa. No obstante, es posible que dentro de un mismo sector haya marcas con posicionamientos parecidos y que tengan valores o una imagen visual muy similares; si esto ocurre es el momento de pensar en un rebranding para diferenciarnos.
En este caso, la actualización de la marca debe de hacerse de forma coherente y aportando valor para lograr esa diferenciación que se busca.
Cuando una marca quiere crecer y alcanzar nuevos nichos de mercado o clientes, necesitará cambiar algunos aspectos de la propia marca para poder llegar a esos clientes potenciales.
Ya sea con el lanzamiento de un nuevo producto/servicio, una nueva propuesta de valor o entrar en otro segmento del mercado con un público objetivo diferente, el foco del rebranding estará en encontrar esas nuevas características y mensajes que la marca antes no tenía, diseñando una estrategia que combine estos nuevos clientes potenciales con los clientes habituales.
De igual modo ocurre cuando se quieren lanzar la marca en nuevos mercados geográficos. Cada país o región tienen características propias (culturales, legales…) y, a veces, hay que adaptarse y cambiar elementos de la marca para poder entrar en estas nuevas localizaciones.
A veces, la reputación de una marca se puede ver en entredicho por diversos motivos. Una polémica mediática, la falta de coherencia en la comunicación, la baja calidad del producto o una mala gestión del servicio pueden ser algunos de los motivos por los que una empresa puede encontrarse en una situación comprometida. Esto hará que los consumidores la asocien con elementos negativos y el negocio se verá afectado.
Si el público de la marca deja de identificarse con la marca por alguno de estos motivos, quizás sea un buen momento para empezar a cambiar la identidad e intentar reconectar con los clientes. Este proceso tiene que hacerse de forma coherente y estar apoyado por acciones que respalden el cambio. Es decir, si la mala reputación se origina en una calidad baja del producto, el rebranding no servirá de nada si no mejoramos esa calidad.
En definitiva, los motivos para plantear un rebranding pueden ser múltiples. Podemos englobarlos dentro de dos categorías más amplias, según la naturaleza de la motivación que plantea el cambio:
En primer lugar, si se decide llevar a cabo un rebranding, sea por el motivo que sea, es importante hacerlo de manera coherente y encontrar el momento correcto. Por ejemplo, se puede aprovechar el aniversario de la marca, justificar la nueva imagen para anunciar el crecimiento de la compañía o el lanzamiento de un nuevo producto, ligar el cambio a la unión de dos marcas, etc.
No obstante, hacer una cambio en la marca lleva un trabajo previo fundamental para conseguir unos resultados satisfactorios y alineados con los objetivos del rebranding:
Para poder empezar a plantear una acción de este calibre para la marca, es importante saber desde dónde partimos y qué objetivos queremos conseguir.
En definitiva, todas las partes del manual de la marca que consideremos necesarias para llevar a cabo la renovación de la compañía y que hagan identificables nuestra nueva identidad.
TIP: el día del lanzamiento, asegúrate de que todos los canales estén actualizados (fotos de perfil, banners, biografías…). Ser coherentes es muy importante en esta fase final.
La imagen de marca de una empresa es uno de los mayores activos, es la primera impresión que recibe un cliente potencial de la compañía y debe de ser capaz de transmitir los valores de la misma. En Rumpelstinski somos expertos en diseño, te ayudaremos a definir la imagen de tu marca o preparar el rebranding que necesitas para llevar tu empresa al siguiente nivel, con una imagen innovadora, actualizada y fresca.